Por Hugo Castillo Mesino
Son muchas las disquisiciones
que hacen científicos, epidemiólogos, biólogos, sociólogos, economistas,
intelectuales, académicos, humanistas y la gente del común, etc.; quienes se preguntan:
¿Cómo podría ser el comportamiento humano después del desconfinamiento y la
mitigación del coronavirus?, ¿A qué obedece que los roles en las circunstancias
pandémicas sufran metamorfosis cuando los prestidigitadores asumen posiciones
científicas? Lo anormal es que los misántropos se conviertan en filántropos,
los corruptos en humanistas, los clanes políticos o grupos de poder regional
con nexos familiares y/o afinidades políticas, económicas, de relaciones
simbióticas que ostentan su condición de gobernantes y políticos, amasando
capitales y grandes fortunas, se muestren sensibles y benevolentes. Amanecerá y
veremos.
Estos clanes formados por el
puteado Frente Nacional y alimentado por el desarrollo del narcotráfico y otras
economías criminales de grupos al margen de la ley en busca de rentas; se
convirtieron en actores de primer plano de la política nacional, departamental
y municipal por encima de las estructuras políticas de los partidos, que
quedaron relegados a ser simples vehículos de las aspiraciones de quienes hacen
parte de esos clanes políticos, asentados con saber, poder y fuerza más allá de
cualquier concepción ideopolítica que reivindique la democracia, diseñada por
el dios capital de la corrupción.
El investigador León Valencia
en su libro “Los clanes políticos que mandan en Colombia” revela que, en el
departamento del Atlántico el poder económico y político se ha consolidado y
concentrado en las últimas décadas en una sola familia: los Char, su fortuna y
representación política no tiene competencia en este departamento ni en los
otros de la Región Caribe. A este clan político el autor lo define: “El
autoricharismo”; su estructura la conforman Alejandro Char Chaljub, sus
miembros y aliados. En el departamento del Magdalena, el autor define a “Los
Cotes en decadencia”, como una familia poderosa que ha establecido alianzas con
grupos criminales para ejercer un control mafioso de la política bajo el
liderazgo de Álvaro Cotes Vives. En el Cesar, los clanes se referencian en “La
historia política la hacen los Gnecco”, quienes han restaurado su poder y
expandido sus tentáculos por todo el departamento. El Choco data la estructura
de los clanes en “Mismas familias, mismos problemas”; el clan liderado por
Nilton Córdoba responde a cacicazgos políticos y, adicionalmente, ha tenido
relación directa e indirecta con grupos armados y economías ilegales.
En el departamento de
Santander, el slogan del clan es “todo queda en familia”, con liderazgo de Hugo
Heledioro Aguilar, este clan se caracterizan por el juego de las maquinarias y
las cuotas burocráticas. Norte de Santander “La perpetuación de los Villamizar
y la decadencia de Suarez Corzo”; el clan Villamizar marca una línea general,
estos clanes están fuera del escenario, por su mal gobierno. En el departamento
de Córdoba el clan lo lidera Fabio Amin Sáleme; el musismo “ñoño manía” es uno
de los más importante en términos de poder en la gestión y usos de recursos
públicos en la región liderado por Musa Besaile, el clan se hizo famoso por el
excongresista “El Ñoño” Elías Vidal. La Sultana del Valle, dirigida por el clan
de Dilia Francisco Toro, quien ha logrado construir un verdadero autoritarismo competitivo
en el departamento del Valle del Cauca. En Casanare, “El clan el regreso de la
casita”, que se identifica con el logo de una casa y el liderazgo de Marco Ruiz
Riaño, con prácticas clientelistas.
Estos clanes y otros que se
escapan, cuando se dé el desconfinamiento y la mitigación del coronavirus
¿podrán cambiar su práctica política? o, por el contrario, ¿actuarán como en la
fábula del escorpión y la rana?, donde el escorpión quería cruzar un río para
lo cual pidió a una ranita que lo llevase a su espalda. Esta se negó: “si lo
hago me picarías”. Pero el escorpión argumentó: “no lo haré, ten presente que
si te picara ambos nos hundiríamos y moriría yo también”. Al llegar al medio
del río, el escorpión clavó su aguijón a la rana. Cuando se hundían la rana
preguntó: “¿por qué lo has hecho, vamos a morir los dos?”, a lo que el
escorpión contestó: “lo siento, pero es mi naturaleza”. Así serán los clanes
políticos después de la pandemia.
Señor subpresidente Duque, en
el desconfinamiento y la mitigación si la administración no planifica con
infraestructura sanitaria y laboral adecuada nos jodimos; además, cuando usted
se presenta en televisión ¿por qué solo invita a gobernantes de su partido y
aliados? Hace como el avestruz, esconde la cabeza para no ver el vendaval.
Tenga por seguro, subpresidente, que si no planifica caeremos en reversa
exponencial y tocará invocar la canción de Cheo Feliciano “Los entierros de mi
gente pobre”: “Familia!... pobre son un verdadero espectáculo, sentimiento tú…
Las flores son de papel, las lágrimas son de verdad”. Repensar el
desconfinamiento laboral y sanitario con compromiso bioético. ¿Subirá la curva
de la corrupción?
PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA
LUNES 27 DE ABRIL DE 2020
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