"TOLA Y MARUJA" EN SEMANA
El 17 de agosto quedó impreso en miles de
colombianos al observar y escuchar al exsenador Álvaro Uribe siendo
entrevistado en “Semana” en exclusiva por las “periodistas” Vicky Dávila y
María Isabel Rueda encarnando los personajes de “Tola y Maruja”, guardando las
proporciones, olvidando conscientemente lo que plantea el escritor Eugenio Scalfari:
“Periodista es gente que dice a la gente lo que le pasa a la gente”. Se
evidenció que la “entrevista” estaba libreteada; por ende, al entrevistado le
fue fácil trasegar con su lenguaje eufemístico una gran dosis de postverdad. Basta
recordar al exsenador Uribe, cuando pálidamente decía estar “secuestrado por
mentiras”; que la “Corte es mafiosa”; sindicó a Iván Cepeda como Senador de las
FARC, entre otras; infiriendo que a su apoderado Cadena lo acusan de haber
entregado sumas millonarias a sus testigos, pero que la Corte no optó por medir
con el mismo rasero a los testigos del senador Iván Cepeda; aplicando la máxima
del “Que reza y peca empata”.
Pienso que “Tola y Maruja” en “Semana” irrespetaron
profesionalmente a los colombianos al adular y escuchar sin interrupciones al exsenador
Álvaro Uribe; no tuvieron ni el mínimo asombro, se mostraron en la “entrevista”
desprovistas al tener solo como insumo
al entrevistado, como fuente única de la información; contribuyeron a describir
parcialmente los hechos que le favorecían al imputado; provocaron motivaciones
para sindicar a la contraparte; crearon información sacada de los cabellos del
entrevistado. Al final de la “entrevista” en “Semana” de estas pretendidas
émulas de “Tola y Maruja” se consideró que la misma fue una versión imprecisa,
exagerada, acomodada, que redundó negativamente en el oficio del periodismo,
justificando, aún más, lo que plantean Daniel Rodríguez, Glenn Postolski, Liliana
Belforte y María Gómez en su ensayo “La
credibilidad periodística en crisis”: “La credibilidad
del periodismo se debilita cuando cede a la presión del Estado, de los partidos
políticos, de las empresas, de las iglesias u otros grupos de poder que tienden
a colonizarlos y subordinarlos a sus propias estrategias de comunicación”.
Si “Tola y Maruja” en “Semana” hubiesen actuado con ética en su ejercicio al “entrevistar”
al exsenador Álvaro Uribe, al consultar y contrastar las fuentes y las
versiones del exsenador, seguramente lograrían la medalla de la credibilidad o,
por el contrario, recibirían una descalificación por la sustentación de su
tesis de la “postmentira”, donde la mentira tiene un alto porcentaje de verdad
para resultar más creíble, desconociendo que hoy en día todo es verificable y
por lo tanto no resulta fácil mentir.
Nidia Callegari Melo en su libro “Géneros periodísticos
de hoy. Este es el Manual”, se pregunta “quién soy yo para contradecir al nobel
García Márquez”, expresando: “He omitido a conciencia la entrevista como género,
porque siempre la he tenido aparte, como esos floreros de las abuelas que
cuestan una fortuna y son el lujo de la casa, pero nunca se sabe dónde
ponerlos. Sin embargo, es imposible no reconocer que la entrevista, no como
género, sino como método, es el hada madrina de la cual se nutren todos. Pero
no me parece un género en sí misma, como no me parece tampoco que lo sea el guion
en relación con el cine”. Transcurrieron muchos años para transpolar el
criterio que tuvo el nobel que hoy se manifiesta en la entrevista prefabricada
de “Tola Y Maruja” en “Semana” al exsenador Álvaro Uribe, la cual se caracteriza
una vez más por la ingenuidad o la falta de chispa u olfato periodístico,
mientras que el entrevistado tomó la iniciativa desde el comienzo hasta el
final convirtiéndose en entrevistador-entrevistado, al reconocer su ubicuidad.
Este ejercicio es un referente para el oficio
del periodismo que exige, tal como lo señala José Javier Muñoz, del cual
interpreto las condiciones mínimas que debe cumplir toda entrevista: interés real por su protagonista o por la
calidad de sus respuestas, primera condición sin la cual no merece ser
publicada o difundida; se tiene que reflejar la intención de cada respuesta;
debe trasmitirle al lector y al escucha un tono natural en que se desarrolla la
conversación; y, amenidad, que son las aportaciones del periodista para lograr
un ambiente agradable. Ustedes podrán concluir.
La “entrevista” en “Semana” dirigida por “Tola y Maruja” produjo un profundo rechazo en la audiencia, haciéndose viral las críticas contundentes y arrasadoras. En esta mediocre parodia de “Tola y Maruja” no lograron hacer una buena pregunta, tal como lo cita Jorge Halperin en su libro “La entrevista periodística”: “La entrevista periodística debe ser clara, que provoque información, que se haga cargo de una demanda colectiva o que exprese las dudas de la gente si se trata de un personaje público, que permita profundizar, que consiga explicaciones, que dé lugar a oposiciones, que busque lo nuevo...”. No se observó ninguna guía o cuestionario de los temas básicos por los “preguntadoras” al entrevistado. Repensar lo preconcebido.
LUNES 24 DE AGOSTO DE 2020
Buen artículo. Esas señoras no conocen la ética en el buen sentido de la palabra.
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