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¿CÓMO APLICAR LA ÉTICA?

                                      ¿CÓMO APLICAR LA ÉTICA?



El oficio periodístico requiere responsabilidad conceptual y libertad alimentada por la ética. Álex Grijelmo en su libro “El estilo del periodista: Consejos lingüísticos, profesionales y éticos para escribir en los medios” parafrasea al profesor José Luis Martínez Albertos, quien plantea dos estilos de periodismo: de primera generación, aquellos que contienen solo normas gramaticales léxicas y, de segunda generación, los que incluyen criterios éticos, políticos o ideológicos, recomendando sus textos: “Manual del español urgente”, que es meramente lingüístico, y “El estilo urgente”, que dimensiona exigencias profesionales al periodista en función de la persona perjudicada debido a informaciones sobre cargo públicos, personajes públicos, persona privadas u otras.

No es de extrañar que a diario se abuse del derecho a la información y del derecho a la libertad de expresión y de pensamiento; esto suele darse cuando el periodista es puesto al servicio de intereses ajenos a los lectores, como suele ocurrir a la luz pública en las campañas de opinión de mi país y de mi ciudad que responden a oscuras pugnas financieras en la captura de ciudadanos donde el periodismo se disfraza de investigación. Los medios de comunicación de un país que dice ser democrático no pueden seguir siendo armas de influencias al servicio de intereses de las empresas de comunicación, de los clanes políticos, de los poderes públicos y de los gobernantes de turno, estableciendo de esta manera una práctica abusiva que se desarrolla a la sombra de la libertad; al derecho a la información y a la libertad de expresión, sus enemigos se escudan para negar las críticas legítimas y la labor de control del poder, incluido el de los propios periodistas.

De ahí que la responsabilidad profesional del periodista no debe estar precedida de emociones y enojos personales, como ocurre en algunos redactores de periódicos que le hacen el vacío a un determinado personaje por no obtener una primicia noticiosa, olvidándose que el derecho a la información es del lector y no del periodista. No es ético entre colegas periodistas apropiarse de la paternidad de la noticia que corresponde a otros medios periodísticos; es sencillo publicar esas noticias que proceden de otros medios citando su procedencia lo que al final confirma su valoración. La ética en su complejidad dentro del ámbito periodístico lanza su mirada al uso de las técnicas informativas como en el caso de la fotografía, donde cada vez existe la posibilidad de ser manipulada, no solo ellos, sino también los redactores gráficos, no importándole la realidad que se retrata, como la que se soporta en el papel evidenciadas en las primeras páginas de la prensa y otros medios aplicando los trucos del cine, desvirtuando la originalidad de la misma y disfrazando los principios éticos del periodista.

Toda profesión lleva implícita la ética como teoría y la moral como práctica; denotando, a su vez, los comportamientos o normas regladas que exige la sociedad y, en esa sociedad está inmerso el periodista al publicar qué debe hacerse y responder las preguntas que a diario se hacen en los eventos electorales denominados consultas, plebiscitos, referendos y otras expresiones de participación ciudadana, tal como lo señala Álex Grijelmo al preguntar: “¿Quién pagó la encuesta?”, “¿Cuándo fue realizada?”, “¿Cómo se obtuvieron las entrevistas?”, “¿Cómo fueron formuladas las preguntas?”, “¿Quiénes han sido encuestados?”, “¿Cómo fueron elegidos: partiendo de un censo, de una lista electoral, de una guía telefónica?”, “¿Cómo se realizó la selección de esta base: al azar o desde otro procedimiento?”, “¿Cuántas personas había en el grupo con el que se quería conectar?”, “¿Cuántas respondieron?”, “¿Cuál es en el margen de error al proyectar los resultados a un grupo mayor?”; el periodista debe responder con equilibrio y rigurosidad desde la ética, enarbolando la información con sentido democrático.

Es de humano reconocer los errores como antesala de la ciencia; entonces, ¿por qué el periodista no es el primero en reconocer los errores tanto a sus jefes como a sus lectores? No son los duendes de la imprenta, quienes son socorridos para comprometer al periodista o, más bien, esta práctica hace parte de un cuento a NO terminar. El periodista debe reconocer la metedura de pata, dado que al final es el periódico el que se favorece; de esta manera los lectores verán que el periodista es capaz de anteponer la verdad a su prestigio personal y no asumir la posición de la figura del “falso muerto” cuando un lector molesto reclama al leer en la prensa el anuncio de su fallecimiento; el redactor y jefe del periódico le dijo: “¿Cómo que no hemos rectificado? Mire aquí, en los natalicios, donde aparece usted”. Asumir una equivocación da la idea de honradez y también de seguridad de uno mismo. Infinidades de periodistas consideran que reconocer un error acaba con su carrera, cuando por el contrario se fortalece. Repensar la ética periodística es ganar la confianza de los lectores. 

PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

LUNES 9 DE NOVIIEMBRE DE 2020
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About hugo castillo

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