¿QUÉ VENIS A HACER AL MUNDO?
Es metafísica la respuesta. No tenemos
autonomía biológica para construirnos por sí mismo y esta sería preconcebida; actuaríamos
conducidos por las circunstancias de un planeta a la exposición de caminos
diversos por direccionar. ¿Qué venimos a hacer al mundo? Caben provocaciones al
preguntar: ¿Venimos a convertirnos en miseria o a observar la miseria de los
otros?, ¿Venimos a cuantificar millones de seres humanos sin ilusiones, sin
porvenir, sin esperanza, sin futuro como el gas metano de la tierra?
Venimos al mundo a contemplar con lágrimas en
los ojos a los niños en la frontera con nuestros países hermanos y de otros
lejanos hermanos planetarios; venimos al mundo al ver las casuchas miserables
en las ciudades capitales de mi país y en la aldea donde los medios
oligárquicos no la registran para ocultar a qué venimos y qué hacemos en estos micromundos
perversos mediados por las garras del poder, donde la vida no tiene precio;
mientras que los recursos son devorados como los perros de la guerra.
¿Qué venimos a hacer al mundo? Cuando montañas
y ríos son obras deforestadas, despojadas, abandonadas por la acción irracional
de los miserables que mueren con la convicción de seres “diferentes” ante los
humanos que duermen en medio de la basura y que son tomados como traperos para
limpiar los caminos de la mierda que los conducen a la opulencia de riquezas
incalculables que al final no se las llevan en sus féretros.
¿Qué venimos a hacer al mundo? Cuando sabemos
que hay niños sicarios colombianos que asesinan, al igual que en algunos países
de América Latina mueren a diario por el vómito de alimentos descompuestos que
ingieren para vivir; mientras las estadísticas reflejan que son desgarrados por
la prostitución y las drogas, deambulando por las calles, babeantes,
embrutecidos por la descolaridad, sin la mediación de gobiernos deshumanizados.
¿De dónde surge el poder de asesinar, arrasar y
despojar a los demás? En nosotros está el origen del mal y la construcción del
bien; solo a través de la libertad podemos tener la capacidad de decidir encarnando
un renacimiento de valores que nos permita convocar a todos aquellos creyentes
del bien, de la belleza, la verdad y la razón en democracia.
Leyendo a Miguel Ángel Cornejo en “Compromisos
para ser líder”, donde resalta la responsabilidad de la existencia y la misión
histórica de hombres y mujeres con ellos mismos y su papel ante la humanidad;
se evidencian comportamientos que van desde la utilización de la libertad hasta
la toma de decisiones y la razón de forjarnos con esfuerzos y construir lo que
aspiramos a hacer. De esa manera podremos trazar nuestros objetivos para actuar
con certeza y decidir la elección de un camino correcto y que ese camino permita
renovarnos y regresar, si es posible, actuando con optimismo y entusiasmo para
conseguir los propósitos trazados.
El compromiso para hacer líder concita a dar
otra respuesta: ¿Qué venimos a hacer al mundo? Nos corresponde ejercer
autoliderazgo administrando acciones para garantizar nuestros proyectos; la
creación de hábitos como conciencia que nos permitan el crecimiento personal a
plenitud; pero, que hagan claridad de todo aquello que degrada y hace
retroceder nuestros sueños. El liderazgo implica nuestra capacidad de
resistencia ante la crisis y poner a prueba nuestras estrategias ante los retos
y desafíos que se nos presentan en los diferentes ámbitos; luchar
incansablemente con madurez motivándonos al actuar con coherencia, amor,
trabajo, estudio, como ingredientes o insumos que contribuyan al proyecto de
vida.
La utilización del tiempo físico y filosófico
invita a resaltar los principios y valores como guía de nuestra existencia;
vivir plenamente la era de la interdependencia, la generación del nosotros que
va más allá de la dependencia y de la egolatría; preocuparnos siempre por
comprender, antes que ser comprendido; e impulsar el trabajo colaborativo,
autónomo, con sinergia para conseguir el éxito justo y a tiempo; es más, el
liderazgo implica concertar ante las diferencias y las partes, entre ellas la
sociedad, para liberar las cargas y obstáculos que perturban el bienestar
social.
El compromiso para hacer líder requiere de un
conjunto de hábitos que vigorizan su accionar en la gesta y en la lucha por
alcanzar logros y ejercer control a nuestras emociones más genuinas y
auténticas, evolucionando conjuntamente a través de procesos educativos que
redunden en el crecimiento y en la espiritualidad de quienes se aventuran por
el camino cuestionador de ¿Qué venimos a hacer al mundo?, con el fin de darle
un sentido histórico con compromiso y liderazgo a la razón de ser de la
existencia humana.
Debemos comprometernos a ser superiores a los
desafíos como si fueran los primeros días del resto de la vida, y seguir
accionando con principios rectores de la ética, la libertad, la verdad y el
amor. Repensemos: ¿Qué venimos a hacer al mundo?
LUNES 7 DE DICIEMBRE DE 2020
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