LAS ENSEÑANZAS DEL PARO
Es preocupante cuando el radioescucha o el televidente no logra sintonizar el dial o el canal para informarse sobre las noticias de lo que ocurre en el país; al parecer se aísla por estar fuera de sintonía; caso contrario le ocurre al presidente Iván Duque con su programa “Prevención y acción”, cuyo rating es cero, lo que indica que ni él mismo se escucha y se infiere que el país para él es una distracción. No se asombró al enterarse de la protesta social contra su nefasta Reforma Tributaria; ante este hecho social, la opción brutal fue arremeter con medidas militarizadas, criminales, desconociendo preceptos universales inscritos en los Derechos Humanos, reconociendo con ello que es un presidente en sí mismo y no de los colombianos.
Hacer un balance del Paro Nacional es complejo por las múltiples variables identificadas en la problemática social y la acentuada crisis de la crisis del país, partiendo del Proyecto de Ley de Reforma Tributaria como el iceberg que provocó la activación y dinamización de los movimientos sociales, políticos, estudiantiles, campesinos, indígenas, culturales y la gente del común actuando con vehemencia, combatividad y resistencia. Así, el movimiento social ha demostrado su naturaleza y resiste aquí y ahora ante los ataques y provocaciones del Estado con sus estratagemas de persecución sistemática, inteligencia y militarismo. Los protestantes del movimiento social no han declinado en la consecución de sus objetivos, a pesar del vil saldo de heridos, torturados, asesinados, mutilados y desaparecidos como insumos del Estado para silenciar, amedrantar y reducir a una ciudadanía que lucha por mejores condiciones de vida y seguridad social.
El Paro Nacional fue creado por el gobierno del presidente Duque, analizando que el 25 de marzo del 2020, se establecieron acuerdos con el Comando Nacional de Paro y los Movimientos Sociales, los cuales fueron desconocidos después de haber establecido consensos demagógicos que, al parecer, es lo mismo que está haciendo ahora el subpresidente, ante la demanda social o pliego petitorio. Este gobierno, al igual que los anteriores, históricamente representados por los Gómez, Santos, Lleras, Gaviria, Uribe, se caracteriza por hacer acuerdos de papel que en el fondo no mitigan los problemas que originan las demandas y necesidades de los ciudadanos de las urbes y el abandono del campo que, en los momentos actuales, tuvo un crecimiento relativo según el DANE; lo que requiere de más inversión en el agro para tener mejores mercados nacionales y menos importaciones.
Los jóvenes indignados salen a marchar en la búsqueda de que el Estado asuma la responsabilidad de una educación gratuita y de calidad; mejores oportunidades de empleabilidad decente y prestacional; las amas de casa que participan en la protesta social por el encarecimiento de la canasta familiar y por una Renta Básica ante la situación pandémica; los campesinos protestan ante la concentración de la tierra en manos de unos pocos como limitante en el desarrollo de sus actividades agrícolas; al igual la pequeña y mediana empresa vinculada en la protesta social por no contar con incentivos gubernamentales y por las excesivas cargas tributarias, etc.
En su dinámica, el Comando Nacional de Paro, los Movimientos Sociales, los Estudiantes, Campesinos y otros sectores representativos de las comunidades deben propender por un consenso que recoja los problemas más sentidos y la solución de estos; garantizar la NO presentación de otras reformas: salud, educación, y no revivir la tributaria. Igual, ante la coyuntura actual debe planteársele al gobierno la masificación acelerada del proceso de vacunación como salvación bioética, tomando como referencia a Ecuador, Chile, EE.UU., Israel y grabar más a las grandes corporaciones financieras con exenciones de impuestos cuando obtienen anualmente ganancias por billones de pesos.
El Gobierno Nacional, ante su perversidad institucional, debe convocar a Palacio de Nariño, en primera instancia, al Comando Nacional de Paro, los movimientos sociales, estudiantil y a otros sectores representativos de las comunidades; luego a bancadas democráticas y progresistas de los partidos políticos; en un diálogo abierto sin egoísmo, retaliación, espionaje y sin aplicar la concepción fascista de la “Revolución Molecular Uberrista”. Es un imperativo desmilitarizar el país; NO declarar a los policías como enemigos, por el contrario, persuadirlos dado que son víctimas de las equivocas políticas de gobierno; denunciar las acciones del ESMAD propias del terrorismo de Estado; denunciar a sectores de venezolanos y extranjeros mercenarios infiltrados con acciones vandálicas, confundiendo a la ciudadanía, que terminan endilgando a los dirigentes y organizadores del Gran Paro Nacional.
Es transcendental la implementación de reformas democráticas que viabilicen la solución de los múltiples problemas; el Estado a través del Banco de la República debe garantizar préstamos blandos a los sectores de la mediana y pequeña empresa y no endosárselo a las grandes corporaciones bancarias que a diario consolidan sus capitales a costa de préstamos e intereses altos al gobierno y a la ciudadanía. Repensar las enseñanzas del Paro Nacional.
LUNES 10 DE MAYO DE 2021
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