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ENTRE MUNDOS DIGITAL Y TERRENAL

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Por Hugo Castillo Mesino


La escritora japonesa Yoko Ogawa nos recrea con su novela “La policía de la memoria” narrándonos sobre una pequeña isla sin nombre, donde se produce un misterioso fenómeno: Un día desaparecen los pájaros, al siguiente podría desaparecer cualquier cosa: los peces, los árboles... Peor aún, también se desvanecerá la memoria de sus pobladores, al igual que las emociones y sensaciones que llevaban asociadas, los que guardan recuerdos en secretos son arrestados, la madre del protagonista es asesinada por la policía de la memoria, a los habitantes se les olvida todo, ante un régimen totalitario. La policía de la memoria es análoga a nuestra actualidad; la distopía de una sociedad imaginaria bajo un poder totalitario o una ideología determinada es más bien nuestro frenesí de comunicación e información lo que hacen que las cosas desaparezcan.

 

El filósofo Byung-Chul Han en su libro “No-Cosas. Quiebras del mundo de hoy”, sobre la distopía de Ogawa nos exhorta a pensar como el mundo se vacía sin cesar, la isla sin nombre de la cosa se parece a nuestro presente, el mundo se vacía de cosas y se llena de información como voces sin cuerpos; la información, es decir, las “No- Cosas”, se coloca delante de las cosas y las hace palidecer; no vivimos en un reino de violencia sino en un reino de información que se hace pasar por libertad.


Los medios digitales sustituyen a la “Policía de la Memoria”, cuyo trabajo ejecutan de forma no violenta, la información falsea los acontecimientos y se nutre del estímulo de la sorpresa como cazadores de información, nos volvemos ciegos para las cosas, silenciosas, discretas incluidas las habituales, las menudas o las comunes que no nos estimulan, pero nos anclan en el ser, el orden terreno está siendo sustituido por el orden digital, el orden digital desnaturaliza las cosas del mundo informatizándolas. “No- Cosas” que penetran por todos lados y desplazan a las cosas, esto se llama información, la cual determina el mundo que vivimos.

 

Ahora habitamos la tierra y el cielo, habitamos “Google Earth” que es un sistema de información geográfica que muestra un globo terráqueo virtual, que permite visualizar múltiples cartografías, basado en imágenes satelitales y además permite la creación de entidades de puntos, líneas y polígonos, contando también con la posibilidad de crear mapas; “La nube”, ​ conocida también como servicios en la nube.

La inteligencia artificial se haya en proceso de librar de cuidados a la existencia humana, optimizando la vida y velando el futuro como fuente de preocupación; es decir, sobreponiéndose a la contingencia del futuro. Nuestro espacio de memoria también se asemeja cada vez más a una memoria informática, la adición y la acumulación desbancan a las narraciones. Sólo las narraciones crean significados y contextos; el orden digital, es decir, numérico, carece de historia y memoria, y, en consecuencia, fragmenta la vida. 

 

La información del mundo convierte las cosas en infomátas; es decir, en actores que procesan información; el automóvil del futuro será una red informativa móvil, es decir, un infomáta que se comunica con nosotros, habla, informa sobre su estado general. La consecuencia es la infomanía, ya somos infomános; el fetichismo de las cosas se ha acabado, nos volvemos fetichistas de las cosas y los datos, hasta se habla de datasexuales. El ser humano ya no es un “dasein”, o sea, ser uno mismo, sino un “inforg” que es una entidad compuesta de información. 

 

Google presenta la futura smartphone en red como una orquesta electrónica, su usuario es un director de orquesta; pero los autores de esta utopía digital describe en realidad una prisión inteligente, con el smartphone no somos directores autónomos, más bien somos objetos de una visión panóptica como si fuéramos presidiarios. La información por sí sola no ilumina el mundo, incluso puede oscurecerlo, no es informativa sino desinformativa. Las “fake news” son un tipo de bulo que consiste en un contenido seudoperiodístico difundido a través de portales de noticias, prensa, radio, televisión y redes sociales y cuyo objetivo es la desinformación; son informaciones que pueden ser más efectivas que hechos.

 

Hoy por hoy andamos corriendo detrás de la información y no nos percatamos, solemos tomar nota sin tener un mínimo de conocimiento, estamos dispuestos a viajar sin haber explorado y carentes de experiencia, hablamos de las comunidades sin haber participado, aún peor a nombre del pueblo irresponsablemente, en las coyunturas políticas, decimos tener miles de amigos en Facebook e Instagram sin conocerlos; en fin, le transmitimos nuestras capacidades mentales a las cosas para hacerlas funcionar.

 

Los humanos del futuro no se servirán de las manos, solo harán uso de sus dedos, elegir en lugar de actuar, su vida no será un drama que lo obligué actuar. Repensar los recuerdos que el mundo digital nos los arrebata del disco duro primitivo, para seguir condicionado y navegar en el disco duro digital o software.



PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

MARTES 2 DE NOVIEMBRE DE 2021
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