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BARRANQUILLA: CULTURA Y POLÍTICA

                   BARRANQUILLA: CULTURA Y POLÍTICA



Por Hugo Castillo Mesino


“Sin cultura y sin la relativa libertad que implica, la sociedad, aunque sea perfecta, no es más que una jungla. Por eso, cualquier creación auténtica es un regalo para el futuro.”
Albert Camus. 

 

Repensar a Barranquilla parece ser un ejercicio necesario y pertinente en la actualidad, por sus retos y desafíos enormes no sólo para su dirigencia política local, sino para el conjunto de la sociedad. Uno de esos retos es su vida cultural. Es evidente que està reducida al carnaval que se celebra cada año en el mes de febrero con sus tradicionales presentaciones de comparsas, disfraces, desfiles de reinas populares, entre otras.

Pero Barranquilla ha mostrado en su historia contemporánea tener otras manifestaciones cultuales que lamentablemente ha descuidado. Desde hace varios años su principal teatro el Amira de la Rosa, se encuentra cerrado impidiendo con ello que sus habitantes puedan disfrutar de las diversas manifestaciones de la cultura universal como la música clásica y del barroco; el ballet clásico; festivales de música jazz; ópera y representaciones teatrales de gran reconocimiento en la tradición de las letras que permitan enriquecer la vida espiritual de la población. 

Los gobernantes actuales parecen ser indiferentes ante el valor intangible de la alta cultura, aquella que logra desplegar un refinado sentido de lo estético en una sociedad en un determinado momento de su historia. En este orden de ideas es triste constatar que la ciudad se ha aplebeyado. No basta con canalizar arroyos o pavimentar vías deterioradas o restaurar escenarios deportivos (cosa que está bien) pero cuando un pueblo tiene acceso a los valores intangibles y universales de la cultura su vida espiritual se enriquece y se configura un orden social tolerante y un espacio de convivencia civilizada. 

Se tiene conocimiento que en la década de los años cincuenta del pasado siglo XX, Barranquilla contaba con la presencia del músico italiano Pedro Biava quien dirigía una orquesta filarmónica que ofrecía conciertos de música clásica al aire libre y de manera gratuita a toda la población. 

De igual manera como lo afirma el historiador Alexander Vega Lugo quien compartió estas notas reflexivas, comenta que hacia 1946 por ordenanza de la Asamblea Departamental se creó la Universidad del Atlántico, siendo su primer rector el filósofo barranquillero educado en Alemania, Don Julio Enrique Blanco de la Rosa de formación humanística lo condujo a proponer que Barranquilla se transformara en una ciudad alejandrina, es decir, de convertirla en un importante emporio cultural y de gran desarrollo educativo, comparándola con la antigua ciudad de Alejandría localizada al norte del actual Egipto, urbe que pasó a la historia y gozó de una vigorosa vida cultural con notables sabios y escribanos y por contar con la más importante biblioteca del mundo. Lo que se observa hoy, en cambio, es la apertura de estaderos donde se consume desaforadamente licor y se exhibe a altos decibeles una música estridente que genera contaminación auditiva.  

Hoy, nuestra ciudad tiene un déficit bastante grande en materia de bibliotecas públicas. ¿Cómo formar ciudadanía sin fomentar el hábito lector en la población? ¿Por qué seguir ignorando que la más importante competencia educativa es la comprensión lectora? ¿Que cuando una población es culta y lectora se robustece la democracia? Es interesante que los gobernantes locales, los alcaldes en alianza con los concejales, autoridades ministeriales y el sector privado construyeran en los barrios populares redes de bibliotecas bien dotadas con libros impresos y digitales, con espacios para la presentación de conferencias, talleres literarios para niños y jóvenes, etc, contribuyendo a mejorar los niveles de comprensión lectora y de escritura de la población en general; gobernar es educar.

El Museo del Caribe es otro indicador del deterioro cultural de la ciudad. Un edificio dotado de una gran infraestructura en el momento de su apertura y diseñado para la divulgación de la cultura costeña, hoy no está accesible al público tanto local como externo, circunstancia lamentable porque no permite ni el conocimiento ni la valoración del patrimonio cultural del Caribe colombiano. El costeño promedio desconoce su pasado y su rica tradición cultural y como los museos contribuyen a estimular la memoria colectiva de una sociedad determinada. Triste ver cómo se ha descuidado las políticas culturales que no hacen parte de la agenda de quienes toman decisiones en el ámbito de lo público. Así de mal estamos; administradores y coadministradores de la ciudad, con nombres propios. 

En síntesis, hace falta impulsar en la ciudad una política pública que fomente diversas actividades culturales que no se reduzcan al carnaval. Barranquilla es mucho más que eso. Es también poesía, literatura, pintura, danza, música, teatro, artes plásticas y toda la gama de expresiones del arte. El compromiso es de todos: del sector público y privado; del estado y de la empresa privada, es decir, del conjunto de la sociedad toda. Si logramos fomentar una rica vida cultural esa sería nuestra mejor apuesta a la paz y a la tolerancia entre sus habitantes. 

PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

LUNES 2 DE ENERO DE 2023 

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