AL QUE LE CAIGA EL GUANTE...
Cuando los ven andar no tienen rumbos fijos y lanzan su mirada queriendo adivinar qué piensan de ellos, pero no despiertan ni la mínima sospecha, se paran en la esquina caminando de un lado a otro, visitan los barrios, posan en las avenidas convirtiéndose en un espectáculo, suelen llegar a las tiendas concurridas y hasta juegan dominó, saludan a diestra y siniestra, participan en las marchas como loquitos con tres pelagatos y ellos mismos se entrevistan haciendo las veces de reporteros de su autoengaño; lo importante para ellos es estar en la jugada.
Los denominados candidatos (as) saturan las páginas de Facebook…, son opinologos de todo lo que ven y escuchan, le contestan al que se atraviesa, quieren hacerse populares y terminan en ridículo; alzan la voz para ver si los sienten, aspiran a visibilizarse sin darse cuenta que se sientan sobre su propia sombra, miran al celular para ver si registra información o llamada que no escuchan por el analfabetismo de sus oídos, limpian sus anteojos borrascosos por falta de observación, no se percatan de su propia higiene mental, hablan con vehemencia de los huracanes cuando son fieras humanas, se inventan respuestas sin que nadie les pregunte y se enamoran al verse en el espejo; son doblemente narcisista.
Andan sueltos como si algún día hubiesen hipotecados sus pies demenciales, se han inventado qué conocen la ciudad y el último pueblo de la provincia atlanticense sin haber hecho un estudio de sus problemáticas, menos un poema para leérselo al citadino y provinciano desprevenido qué sueña al cambiar las mañanas, atardeceres y noches de bienestar ante las horas vacías sin degustación, por la sed y el abandono qué los agobia. En la sociedad del espectáculo y de la mentira los candidatos están inmersos en el lodo demagógico; se infiere que cada cuatrienio electoral se ufana pregonando que son la reencarnación de la desesperanza ciudadana.
Ahora al ser elegidos no tienen nada que decir y se entregan a sus amos y al dios dinero; esperando que la ciudadanía hable sobre ellos al secuestrarle la intencionalidad de sus preferencias políticas, proponiendo lo mismo, de lo mismo cayendo en la mismidad. Se hacen cansones verborreicos en el ejercicio electoral, no viven sin el provecho individual, se vuelven pudiente de la noche a la mañana y no aguantan una investigación de patrimonio; se jactan diciendo que la ciudadanía los reclama como candidatos y al ser elegidos desisten de las buenas - malas intenciones, vendiéndosele al mejor postor llámese alcalde o gobernador y terminan hipotecando la aprobación del Plan de Desarrollo, Presupuesto o el POT, entre otros. Ahora si las elecciones fueran en carnavales propondrían ser marimondas o fauna carnestolenticas y vivir a expensas de ciudadanos al disfrazarse de pescadores mercenarios de votos revueltos.
Al cruzar las avenidas alimentados de mentiras y artilugios se observan candidatos con los ojos hundidos en el vacío buscando sorprender o asombrar a alguien para convencer qué en el fondo son espejos donde se pueden mirar. Van cambiando de semblante con sus caras desgastadas al reír con insumos de hipocresías por complicaciones políticas, que cada día son mayores, de palabras vacuas que no provocan escucharlas, sino por el contrario atormentan.
Estos personajes no tienen nada que decir sino estudian y si estudian es para hacer estratagemas económicas y obtener ganancias a costas del erario público; han vivido de piel en piel, mimetizados tipo metamorfosis. Son personas con sabor de cosas, quieren ser candidatos sin candidaturas y sin votos qué cautivar y cuando los obtienen se convierten en espantajopos electoreros, misántropos vividores de discursos que engavetan tu soberanía o cedula sin darte cuenta.
Muchos candidatos inescrupulosos son presas fáciles de diagnosticar al devorar tu conciencia. Se han curtido de componendas, se convierten en fastidiosos, un día para el concejo otro para la alcaldía al día siguiente… etc., se llenan de afanes para jubilarse de recintos en recintos, sumando tiempo y quemando tiempo a expensas de los ciudadanos; son depredadores de las burocracias, hurtando ante las penurias de la ciudad y el departamento, vuelven y juegan otra vez renovados de trampas para enjaular los bobos del paseo.
Es triste que muchos candidatos como caramelos repetidos se les olvidó que arruinan la voluntad política siendo concejal, diputado, alcalde o gobernador con aspiraciones cíclicas por terquedad o viveza al seguir violentando la ciudadanía; su oficio es usufructuar su condición burocrática.
Es más, hay otros sin propiciar el lenguaje benedittiano (Benedetti) qué se jactan de hablar de humanismo y a la larga son unos oportunistas y vividores qué aspiran a regentar la ciudad y el departamento y al final atropellar a quienes lo apoyan. Por qué estos candidatos no dejan que los ciudadanos tengan otras opciones curtidas y pensantes qué denoten transparencia y compromiso social; la orientación es sobre avisar a la ciudadanía de no dejarse embaucar de estos “candidatos” y denunciar su perversidad ciudadana.
Comunicador Social Periodista.
En mi barrio hace falta cambiar los árboles xq los que están son muy viejos y sobre todo en primavera se genera mucha alergia.
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