CERTEZAS E INCERTIDUMBRES DE GOBIERNO
En este mundo real e incierto inscrito en dudas, deben dilucidarse sus certezas e incertidumbres, su confiabilidad, credibilidad, honestidad y transparencia; pero no sé si en el ámbito político es todo lo contrario a los principios en que fuimos formados, que nos conduzcan a situaciones diversas, como las soluciones a las preocupaciones ciudadanas. Estamos a la espera de los grandes resultados de gobierno por su concepción humanista y su compromiso histórico nacional e internacional; es preocupante que, al ganar la presidencia con Gustavo Petro, la Mediocracia y la “oposición patológica” se han dado la tarea de deformar al gobierno y desacreditar al Pacto Histórico.
El mundo está lleno de dudas, tal como lo afirmó filosóficamente René Descartes; estas nos asaltan alimentando razones y verdades al pensar. En las circunstancias políticas actuales no logramos comprender si es la ingenuidad del presidente Gustavo Petro o es la ingenuidad de nosotros; no sabemos si es la ingenuidad del gobierno en su totalidad o es la ingenuidad que tenemos sobre el gobierno; pero hay cosas que van mucho más allá de lo que sucede y es el atreverse a preguntar ¿Qué hacer? con motivo de las elecciones locales, donde empiezan a cimentarse posiciones, enredos y desmanes sobre candidaturas a las alcaldías, gobernaciones y otras corporaciones. Es ahí donde se desbordan, sino hay filtros democráticos “acuerdos”, negocios y apuestas sobre a quién elegir y a quienes marginar, al no estar al alcance de las referencias y directrices del Pacto Histórico o si el guiño presidencial, define.
La situación planteada en medio de conjeturas debe ser diferente a los partidos de gobierno que nos antecedieron, lo que se vislumbró fue lo burocrático con resultados perversos. A veces uno cree en la voluntad política de este gobierno que quiere hacer las cosas bien y que supere las diferencias, desaciertos y desmanes que se dan en el ejercicio legislativo y de gobierno; de esta forma blindar la filantropía que caracteriza a alternativos, progresistas y demócratas para corresponder a las expectativas de los colombianos. Máxime cuando al interior del Pacto Histórico a nivel nacional y regional las diferencias internas que se hacen externas, terminan en contravía de: “Colombia Potencia de la Vida”.
Parece ser que aparte de la condición anímica y de la voluntad política que pueda tener el presidente, existe otra condición anímica y otra voluntad política que pueden tener sus congéneres o quienes hacen parte de su gobierno o viceversa. No obstante, se dan excepciones de congéneres que quieren cambiar la cosa política; mientras el presidente Gustavo Petro, es portador de la razón.
Ahí la carencia orgánica del Pacto Histórico, que al final conduce al ciudadano a pensar que no hay una cabeza visible diferente al mandatario presidencial que oriente políticamente a los colombianos, y permita a la ciudadanía sentarse a hablar de: ¿Cómo analizan el “Cambio”?, ¿Cómo definen las estrategias políticas del actual gobierno?, ¿Cómo es la dinámica de la política electoral y de la elecciones locales que se avecinan?; lo complejo no está en la política, está en lo complicado de los vicios, de quienes se creen dirigentes, cuando en toda su vida no han hecho otra cosa que reproducir practicas electoreras, de quienes tanto critican. Estos males perturbantes vuelven a repetirse; razón tenía el célebre Albert Einstein, al decir: “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo.”, al parecer ocurre en el Pacto Histórico.
No olvidemos que ante la fragilidad (rayana con la incapacidad), para producir o, por lo menos, gestar cambios reales, el presidente Gustavo Petro, igual que Jesús (podría terminar crucificado) se ha reducido a enmendar las almas de "pecadores" para que no desciendan al infierno; su política "Humana" en ese campo es muy loable; por lo menos, esa NO tiene nada que ver con el "cambio climático"...
En entrevista de la “Revista Cambio” sobre el presidente Gustavo Petro, el periodista estadounidense Jon Lee Enderson, respondió: “Recomendaría a cualquier presidente cuidarse de las redes sociales, no entrar en esas pugnas, ni utilizarlas mucho, y ojalá nunca. Devolver la presidencia a su estado digno, sin responder a las escaramuzas mediáticas del día. Eso no ayuda a nadie, ni mucho menos al Gobierno porque es entrar en la rueda de la lucha libre”; mucho menos a los fanáticos.
El ser escéptico es un buen ejercicio alrededor de las cosas que suceden en la política nacional y local que terminan haciéndonos dudar hasta de sí mismo. Hay políticas de acciones cumplidas desde lo social, cultural, histórico como la recuperación del Departamento de la Guajira y otros; pero mañana surgen noticias que lógicamente desorientan hacia dónde va este proceso o es que hay que seguir desconfiando de uno mismo para ver si logramos conseguir verdades o razones, por no decir otra realidad como “El cambio por la vida” que posibilite certezas ciudadanas.
Comunicador Social Periodista.
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