COMPRAR VOTOS
El término "Casa Blanca" en el contexto de un escándalo electoral en el 2018 en Barranquilla, generalmente se refiere a la compra de votos o a prácticas corruptas relacionadas con el proceso electoral; la opinión sobre este escándalo electoral es negativa, y va en contra de los principios democráticos y la igualdad de participación de los ciudadanos en el proceso; hay algunos elementos comunes que pueden contribuir a la compra de votos como la pobreza y necesidades económicas, susceptibles a la compra de votos, sin importarles los delitos de: soborno electoral que es ofrecer, dar o aceptar dinero, y la coacción electoral que es constreñir y someter al elector.
En el juicio en contra de Aida Merlano, uno de los testigos afirmó que a través de presiones algunos partidos en la Costa obtienen votos de servidores públicos y empleados del sector privado. Bajo esta modalidad, se amenaza con despidos a funcionarios y trabajadores si no llevan a las urnas a un número determinado de electores, esta modalidad no es de extrañar donde los políticos están vinculados al mundo empresarial. Según Laura Ardila Arrieta en su libro la “Costa Nostra” en uno de sus capítulos denominado: “El Oficio: de Comprar votos”, hay de todo un poco al referirse a los romances electorales de Alex Char con su diosa Aida, al decir “Cuenta ella, que en privado Alex Char le decía por su lado, que más adelante, él la podía ayudar también a ser gobernadora, que sería su manager”; es el amor de un Romeo electoral tramposo con una Julieta hacedora de votos.
Comenta la periodista Laura Ardila que, durante las elecciones del 11 de marzo de 2018, puede ser testigo de primera mano de una compra de votos al menudeo, que se registró el mismo día de las elecciones en Soledad; por ende, en la gran mayoría de los municipios del departamento del Atlántico, sin excluir a otros entes territoriales, en el que las formas de corrupción electoral, se ejercen de frente y sin miedo en la fecha en que se abren las urnas.
En Soledad según la “Costa Nostra” los distintos grupos políticos instalan alrededor de los puestos de votación unos puntos para controlar a sus votantes, estos consisten en una mesa con un computador, por ahí van pasando los electores para que le verifiquen su cédula, le indiquen en que Mesa deben ir a votar, dónde pueden ir después a reclamar la Plata de su voto. Alrededor de varios colegios funcionaban como sede de votación y se movían unos motocarros para los candidatos que apoyaban los Char; esto lo hacen políticos en los colegios de Barranquilla y el departamento, sin que ninguna Institución u organismo electoral y de Policía intervengan.
En abril fue capturada Aida, en julio fue acusada y en septiembre del año siguiente 2019, condenada, todo en menos de año y medio de similares impactos como Odebrecht; en principio la Corte estableció que Merlano hizo parte de una organización criminal que cometió fraude para ganar elecciones en los años 2014- 2015 y 2018 conformada por los clanes Alex Char y Name y que contaba con la financiación de julio Gerlein, según el acto tribunal. Sin embargo, para el fallo definitivo de segunda instancia proferido en mayo del 2020, la Corte Suprema reconoció que no contaba con las pruebas suficientes para inferir inequivocadamente que, en el engranaje corrupto, hubiese actuado en las elecciones 2014 y 2015.
Al final del “Oficio: de comprar votos” opina la periodista que lo peor de su balance puede que ni siquiera sean cuantificable, después de lo de Merlano donde los Char quedaron convertidos en un gran símbolo nacional de lo malo, que representan las estructuras clientelistas y la corrupción electoral, una imagen que se fortaleció ocho meses después de la legislativa del 2022; cuando la sala de inclusión de la Corte Suprema le abre investigación penal y formal e indagatoria a Arturo Char, hoy preso, los demás serán escuchados por la Corte. ¡La mujer que era más bien una tromba y que tiene en Jaque al imperio de casi un siglo que quiso apoderarse de una región!
Mi tesis es que, en Barranquilla, Soledad, Candelaria, Luruaco, Sabanalarga, Malambo y pare de contar… el Atlántico y el resto del país existen un arco iris de casas electorales que compran y venden votos, donde los socios son los clanes del gran capital que apuestan a los grandes contratos, a costas del pueblo.
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