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¡EL AMOR Y NO LA GUERRA!

                           ¡EL AMOR Y NO LA GUERRA!



Por Hugo Castillo Mesino

A quienes no descansamos de escribir por nuestra naturaleza lectora. Suele ocurrirnos cosas y casos al sentirnos atiborrados por artículos temáticos, propios de la dinámica social y política en que estamos inmersos; máxime cuando somos sujetos sociales y animales políticos, que al final crea conflictos internos, cabe preguntarnos ¿Entonces que escribo? Las respuestas fueron varias y opte por escribir algo que libera los espíritus, ante la represión histórica entre el amor y la guerra, los cuales pueden navegar, volar y caminar hasta convertirse en uno solo; por ello amigo lector sigue las líneas de esta historia de miles de mujeres y hombres distanciados por las armas y las falsas ideologías, ¿Los unirá el amor, como silenciador de la guerra?

Al verse, sonrieron sus ojos cambiando de color, los de ella eran espejos. El autobús se detuvo atormentados por el hambre, todos intentaron comer; el saludo fue colectivo entre unos y otros, pero nadie se explicaba por qué el silencio irradiaba, contagiando sus cuerpos, sus labios se paralizaron, no se escuchaban palabras. Ella de ojos azules, él de ojos pardos volvió a mirarla. La mujer de blusa azul como sus ojos le preguntó al apostado de camisa gris en medio del murmullo, ¿Cómo te llamas, de dónde vienes? Me llamo Simón, vengo de la guerra, Simón preguntó ¿Y tú cómo te llamas?, sin apuro, contestó Laura, vengo de la guerra, ya somos dos.

Se sentaron en la mesa sin decir otra palabra, solo las miradas como un nuevo lenguaje, al unísono tomaron agua, pidiendo el mismo menú, ambos de respiración profunda, se robaban el aire, sin darse cuenta que la guerra los unía. Después de extensos minutos tomaron el autobús logrando sentarse juntos como si la distancia hubiese sido su intérprete; el cansancio los hizo dormir, en coro se escuchaba el resuello del pasado.

Simón se despertó y Laura lo hizo simultáneamente, jugando y dando los buenos días. Laura preguntó a Simón ¿De cual guerra me hablas?, de la tuya, contestó, que no pudo con la mía, ¿Que hacías antes y ahora que vas a hacer después de entrenar, disparar y luchar contra la muerte, cual era tu trabajo Simón?, algo parecido al tuyo con poca diferencia, matar antes que me mataran. Los dos exclamaron, más bien igual “Las guerras son incruentas, buenas para repartir el botín, donde nosotros no contamos”.

¿Ahora que vamos a hacer, si ya se acabó la guerra?, sin saber de qué tropas somos. Laura se adelantó de cual otra tropa, que la injusticia, contestó Simón, también de esa misma, de la injusticia. Laura prosiguió, tenía trece años cuando me reclutó la insurgencia, yo tenía quince años, dijo Simón, me reclutó el ejército; lógico, repitieron Simón y Laura defendíamos la misma patria, pero con mandos diferentes, cada quien, a su manera, cuando otros la golpean y la asesinan. 

Las horas transcurrían cuándo llegaron a la gran ciudad, antes de despedirse se preguntó el uno al otro ¿De dónde eres?, Laura de un Caserío al sur de Córdoba y tú, de una Vereda de la Guajira ¿Por qué tan lejos Laura? me enseñaron a negar mi tierra y a repetir que los del Catatumbo no son nada de nosotros, a mí me enseñaron que mi familia estaba lejos, que disparara cuando las circunstancias lo ameritara o nos obligara, esa era la orientación disparar, antes que nos maten, al igual, dijo Laura ¡Entonces, yo debía matar a el enemigo, quien era mi hermano!

Laura y Simón quienes venían de la guerra no querían separarse, habían salido de ese mundo, del mundo de las cavernas dónde los metieron para odiarse por siempre y olvidarse qué todos somos hermanos. A Laura y Simón las estrellas le marcaban un nuevo horizonte, volver a vivir como hermanos, ¡se dijeron adiós!, la vida los vio partir, pero también los hizo regresar, ahora trabajan juntos, juntos agarrados de las manos, comparten sus sueños, los ven en el parque, a la orilla del rio, enamorados por siempre, se besan en la intensidad de la noche con la anuencia de la efigie de Bolívar, que reposa en la plaza principal. Luchan y defienden una sola patria y apuestan a que el amor sea más grande que la guerra, son ejemplos de Paz, de vida, tolerancia y reconciliación. 

Cuentan que no se cansan de escribir juntos la historia de guerra, amor y paz, que ahora los une, comentan que su proyecto se ilustra con la imagen de un intenso beso, infinito de paz, en medio de la geografía colombiana, sembrada de esperanza, para nunca más escuchar el rugir de las balas, sino el silencio de los fusiles, del ¡El Amor y No la Guerra!

PUBLICADO EN EL DIARIO LA LIBERTAD DE BARRANQUILLA

LUNES 30 DE OCTUBRE DE 2023  
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