VERDADES COMO PUÑOS
Dice Irene Vallejo en su libro «Alguien habló de nosotros» La sociedad contemporánea vive inmersa en la inmediatez. A nosotros no cuesta decir la verdad y nada más que la verdad, miramos las aristas incluyendo las nuestras, de lo contrario el resultado sería devastador. Los pensamientos son coléricos, irritados, indiferentes, las opiniones precipitadas y solo conviene comunicarlas a los demás de una forma suavizada, o bien silenciar del todo. Las verdades brutales pueden hacernos desgraciados; por eso evitarlas es un acto amable y humanitario con sensatez, equilibrio, conciliadores al callar en vez de ser crueles, arrogantes y letales diciendo la verdad.
En este mes finaliza el año angustiado de luces y pitos mientras todo duerme; la noche tiene sus náufragos son las personas que tienen los ojos abiertos en la oscuridad, los hay a montones en las calles atiborrados, puentes, alcantarillas, caminando como sonámbulos, anticipando el cansancio del día siguiente, pero seguro que no dormirán más. En el día a día sigue esa gente esperanzada en estos tiempos contradictorios y nos piden confianza; cuando en el fondo seguimos claroscuros en una mezcla de conciencia del error y la esperanza cuando deberíamos ser capaces de reconocer el mal en toda su extensión y derrotarlo. «El respeto por uno mismo, pensaba Albert Camus, crece en el esfuerzo de aceptar primero, y luego transformar, las verdades dolorosas».
Nos han imbuido la invención del éxito al decir ¿Más qué comunicarnos, jugamos a mirar y ser admirados? Aprovechamos el desarrollo del internet y nos tomamos fotos de todo tipo acuñamos frases seleccionadas buscando engañosamente nuevas identidades, versiones mejoradas de nosotros mismos, hasta el extremo de no ser y ser otro distinto según el espejo, que no es real, por hacer alarde a la «invención del éxito». Marco Aurelio, escribió “Lo que vemos es una perspectiva, no es la verdad; lo qué oímos son opiniones, no hechos. No malgastes la parte que te queda de vida, si no es por el bien común, en representación sobre el prójimo” Estás a tiempo de ser tú, aquí y ahora.
La alegría como la felicidad es una búsqueda y andamos detrás de ella, nada es tan completo sin ella. Necesitamos que la alegría exista como posibilidad al igual que la felicidad, sentir que pueden nacer de un lugar a otro, creerla al alcance. La Oda a la alegría del poeta Friedrich Schiller "Alegría, donde repose tu suave ala todos los hombres serían hermanos" Estar alegre debía ser una constante por el hecho de estar vivo y feliz al pensarlo; se trata de ser libre si todo está en la mente, atrévete es una necesidad del escritor exhortar al lector a sostener un diálogo fresco y para ello debemos tener el coraje de nombrar lo que nos asusta o nos amenaza.
Pero, si abundan los idiotas, suben al poder quienes se las saben todas. Cierta generación descarta la posibilidad de hablar de política y se les olvida que su actuación lleva implícita una acción política que no logra reconocer e identificar; la política es todo, la política somos nosotros, lo que compramos y nuestro modelo de consumo, las condiciones laborales qué hay detrás de la ropa que vestimos, el colegio de los niños, encender o no la televisión, las causas que apoyamos, los sentimientos nacionalistas, la mentalidad cosmopolita. Asi llamaban los griegos a los ciudadanos qué tenían derechos, pero se desentendían de los asuntos públicos, refugiándose en intereses privados. Cuando vivimos juntos, participamos en política queramos o no, por acción y omisión.
A diario solemos decir que esa persona es generosa. A diferencia que la generosidad de los poderosos resulta peligrosa cuando se practica a costa de todos nosotros. Los falsos dirigentes favorecen con sus decisiones a sus protegidos y ellos a su vez los perpetúan en el poder en consonancia con el aforismo «El precio es la privatización del bien común»; está parafernalia de favores, servilismo, halagos, asambleas y votaciones derivaron en un mero simulacro y son propia del clientelismo político donde las lealtades y cargos dependen de está pirámide de poder, a diferencia de las proclamas capitalistas, «el cliente nunca tiene la razón».
La corrupción siempre ha existido en todos los engranajes políticos y económicos, pero no por eso debe cesar la lucha por desenmascararla, conocer sus límites, diferenciar sus grados y desmantelarla una y otra vez.
Comunicador Social y Periodista (*)
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